El pasado 28 de junio se cumplieron dos meses del inicio del Paro Nacional en Colombia, impulsado por un proyecto de reforma tributaria del gobierno de Iván Duque que causó el rechazo de sectores bajos y medios de la sociedad colombiana, golpeados por la pandemia y una economía diseñada para beneficio de las élites.
Panorama: Las intensas y masivas movilizaciones contra la reforma tributaria que se discutía en el Congreso al poco tiempo comenzaron a reflejar un amplio abanico de reclamos históricos de diversos sectores del país que se fueron incorporando a las protestas. Así el Paro Nacional, que inició con la agenda reivindicativa de tumbar la reforma, rápidamente se transformó en un movimiento social que agrupó a estudiantes, sindicatos, comunidades indígenas y afrodescendientes en un ciclo ascendente de impugnación y rechazo del modelo social precarizador y excluyente imperante en Colombia.
Dato: Desde una perspectiva histórica, el Paro Nacional representa una respuesta de la sociedad colombiana a las consecuencias de las políticas neoliberales implementadas por el gobierno de César Gaviria en los años 90 bajo la consigna de “¡Bienvenidos al futuro!”. La apertura y las privatizaciones de Gaviria, que institucionalizaron la segregación económica y social de amplias capas de la población, constituyen la causa fundamental del resentimiento acumulado que ha explotado con las movilizaciones del Paro Nacional.
Quiebres: El Paro Nacional logró derribar la reforma tributaria y otro similar que se preparaba en el ámbito de la salud. Además, forzó renuncias como las de Alberto Carrasquilla (ministro de Hacienda), Claudia Blum (canciller) y Juan Carlos Rodríguez (comandante de la Policía de Cali), y obligó al gobierno de Duque a reconocer, aunque fuese parcialmente, las violaciones de derechos humanos del Esmad durante las protestas. La visita de la CIDH a Colombia, pese a que todavía no ha publicado sus observaciones, también ha descarrilado los intentos de Duque de ocultar la represión contra los manifestantes.
Terrorismo de Estado: El esquema de militarización de las ciudades, que han sido epicentros del Paro Nacional y la represión desbordada con rasgos paramilitares, ha dejado un saldo lamentable de violación de derechos humanos. La ONG Temblores, citada por RT en Español, registró hasta mediados de junio:
- 4 mil 285 casos de violencia.
- 1 mil 468 personas víctimas de violencia física.
- 1 mil 832 detenciones arbitrarias.
- 734 intervenciones violentas.
- 43 homicidios.
Otros datos: El Indepaz afirma que hasta el 28 de junio se contabilizan 74 homicidios en el contexto de las protestas. En cambio, el Ministerio de Defensa reconoce solo 21 muertes y 1.113 civiles heridos. A su vez, el mismo Indepaz informó el pasado 26 de junio que, en lo que va de año, se han registrado 45 masacres y 28 firmantes del Acuerdo de Paz asesinados.
Por qué es importante: Más allá de los aspectos reivindicativos y de las conquistas coyunturales, el Paro Nacional es el síntoma de una crisis social profunda solo comparable con la rebelión general del año 1977.
El Paro Nacional ha marcado la agenda política colombiana y ha establecido las pautas de relato y movilización social que definirán el escenario electoral del año 2022, ya que, tanto el uribismo como las opciones de centro e izquierda, buscarán canalizar en las urnas el descontento social que originó las protestas en abril.
Reporte diario del Instituto Samuel Robinson del jueves 30 de junio de 2021.