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Las Torres Gemelas del World Trade Center reducidas a escombros durante el 11/9/2001 (Foto: AFP)
¿Qué pasó realmente?

Dudas y razonamientos sobre el ataque a las Torres Gemelas en 2001

Este sábado 11 de septiembre (11/9) se cumplen 20 años de uno de los sucesos más impactantes de este siglo: el atentado terrorista contra las Torres Gemelas del World Trade Center ‎y contra ‎el Pentágono, hechos que sin duda han marcado el curso de la historia en los últimos años.

Durante la mañana del 11/9 de 2001 y los días que siguieron los medios de comunicación repitieron las mismas imágenes del colapso de las torres. A 20 años del "atentado" en el que murieron cerca de 3 mil personas, quedan muchas interrogantes por resolver sobre esa herida abierta en la historia contemporánea estadounidense.

¿Qué pasó?

"Si alguien pregunta qué sucedió el 11 de septiembre de 2001, usted seguramente evocará ‎las ‎imágenes de los atentados contra las Torres Gemelas del World Trade Center ‎y contra ‎el Pentágono. Pero seguramente olvidará muchas otras cosas, como los casos de ‎personas que ‎se beneficiaron con la caída de las acciones de las compañías aéreas afectadas… ‎beneficios que ‎pudieron obtener porque sabían lo que iba a suceder aquel día; el incendio que ‎devastó el anexo ‎de la Casa Blanca –el Old Eisenhower Building– o el derrumbe de un tercer ‎edificio del ‎World Trade Center", dice Thierry ‎Meyssan, al poner en duda la versión oficial de los atentados del 11/9. ‎

¿Acaso el impacto fue tan grande que no dejó dejó ver detalles importantes como estos? Si fue así entonces todo salió de acuerdo a un plan. Aunque se intente minimizar algunas investigaciones sobre estos hechos, argumentando que se trata de meras teorías conspiranoicas, no ha habido ninguna explicación lo suficientemente poderosa para desmontar dichas pesquisas.

"Lo más sorprendente es que casi nadie recuerda ya que, a las 10 de la mañana del aquel ‎día, ‎Richard Clarke puso en marcha el 'Plan de Continuidad del Gobierno'. Con aquella decisión, el presidente George W. Bush y todo ‎el Congreso ‎quedaban suspendidos de sus funciones y bajo 'protección' militar", refiere el intelectual francés, quien es presidente-fundador de Red Voltaire y autor del libro De la impostura del 11 de septiembre a Donald Trump. Ante nuestros ojos la gran farsa de las "primaveras árabes" (2017). ‎

La investigación señala que el presidente Bush fue conducido a una base aérea en Nebraska, donde ya se encontraban todos los jefes de empresas que ocupaban los pisos superiores de ‎las ‎Torres Gemelas. Asimismo, todos los miembros del Congreso habían sido concentrados en ‎el megabúnker de Greenbrier.

Esto confirma, al igual que otros hechos, que el imperialismo no es controlado únicamente por la cabeza del Estado estadounidense, sino que hay fuerzas que subyacen a su cara visible y son los que realmente manejan los hilos de poder.

"¿Quiénes eran los miembros de aquel 'Gobierno de Continuidad' y qué hicieron ‎durante ‎el tiempo que asumieron el Poder?", se pregunta ‎Meyssan. Aún estas preguntas no han conseguido respuesta a pesar de que los miembros del Congreso ‎llevaron esas dudas al poder legislativo y "nunca pudieron organizar una audiencia para ‎aclararlo".

Argumenta el francés que el protocolo antes señalado fue concebido a principios de la Guerra Fría en caso de una guerra nuclear y falleciera el presidente, los presidentes del Senado y de la ‎Cámara ‎de Representantes, así como la mayoría de los miembros del Congreso. Sin embargo, se aplicó sin que esto pasara y desde antes de los atentados. Los militares asumieron el poder sin que se cumplieran las circunstancias para que lo tomaran.

De acuerdo a varias hipótesis, lo que se pretendía era "provocar una conmoción comparable a lo que ‎suscitaron ‎los hechos de Pearl Harbor para justificar una modificación del modo de vida y ‎del ‎funcionamiento de Estados Unidos. Lo que hicieron fue contar a la opinión pública una ‎historia ‎increíble… que todos se tragaron sin chistar". 

Si todo se trató de un performance, ¿cómo dudar si lo era con semejante número de pérdidas humanas, de infraestructura y conmoción nacional y global?

Sin embargo, estos no parecen factores que preocupen mucho a quienes dirigen el imperio. Basta con hacer un repaso por la pérdida de recursos, soldados estadounidenses y vidas en general en los últimos años con tal de mantener la hegemonía. Su permanencia por más de 20 años en Afganistán es un ejemplo de ello.

Dudas razonables

No obstante, hay elementos de la realidad que no encajan en la historia que nos contaron y que quedaron como las grandes dudas tras los atentados. A continuación un resumen de los detalles que quedaron fuera de la narrativa impuesta:

  • Nunca se demostró que los 19 terroristas estuvieron realmente a bordo de los aviones ‎secuestrados, tampoco aparecen en la lista de pasajeros que las compañías ‎aéreas publicaron ‎aquel mismo día. Los videos fueron grabados en otros aeropuertos donde estuvieron en tránsito.‎
  • No hay pruebas de las comunicaciones (35) entre pasajeros de los aviones secuestrados, incluyendo la conversación telefónica atribuida a un pasajero cuyo acto heroico por haber atacado a ‎los terroristas del vuelo UA 93 fue altamente difundido, así como la conversación telefónica que ‎el Procurador General, ‎Theodore Olson, supuestamente sostuvo con su esposa. Los aviones secuestrados no tenían teléfonos ‎incorporados en ‎los asientos de los pasajeros y los ‎teléfonos celulares de la época no funcionaban a más de 5 mil pies de ‎altitud.
  • No hay ninguna explicación física que permita entender el derrumbe ‎vertical (sobre ‎sí mismas) de las Torres Gemelas, mucho menos el colapso del tercer edificio de aquel ‎complejo, que no fue impactado por ningún avión y hay registro audiovisual de que había gente en su interior luego de la caída de los primeros dos edificios.
  • Tampoco hay explicación sobre las explosiones laterales que ‎reportaron ‎los bomberos y que quedaron filmadas. De hecho, muchos bomberos policías y testigos describen el sonido de explosiones escalonadas. Da acuerdo a las hipótesis desestimadas, pudo tratarse de una demolición programada, lo cual demuestra ‎la ‎presencia de vigas verticales seccionadas como cuando un edificio es dinamitado.
  • Asimismo, no existe ninguna prueba de que un avión se estrellara contra el Pentágono. ‎Las autoridades desestimaron la investigación de Meyssan, pero no mostraron argumentos sólidos. “Por cierto, ‎familiares de ‎víctimas, inicialmente escandalizados por el contenido de mi libro, cambiaron de ‎actitud cuando ‎las autoridades les entregaron urnas funerarias con restos supuestamente ‎identificados gracias ‎a… las huellas digitales, lo cual debería ser imposible tratándose de ‎personas muertas en medio de ‎las altísimas temperaturas de un incendio", argumenta. Resulta sospechoso que las autoridades ofrecieran una gran indemnización a cambio de firmar el acuerdo de confidencialidad. ‎

Sobre los sucesos de Washington, la investigación del francés recoge: "El 11 de septiembre de 2001, al ser informado por su estado mayor de que ‎un satélite ruso había observado un tiro de misil desde un navío estadounidense posicionado ‎frente a Washington hacia el Pentágono, el presidente ruso Vladimir Putin trató de ‎comunicarse con el presidente George W. Bush", pero no pudo porque en ese momento no ejercía el poder, lo que confirma la ejecución del "Plan de Continuidad del Gobierno" descrito anteriormente.

Decisiones y acciones incuestionables

Si la hipótesis de que todo se trató de un plan milimétricamente trazado fue tomando fuerza es porque los acontecimientos posteriores a los supuestos ataques así lo fueron demostrando.

"Luego del atentado contra el World Trade Center en septiembre de 2001, Estados Unidos y los aliados se dieron una autolicencia para convertirse en la policía del mundo e iniciar una compaña para acabar con el terrorismo a nivel global. Claro, esto no hubiera sido posible si el atentado contra las torres gemelas no hubiese tenido el impacto necesario para que estas decisiones no fueran cuestionadas.

"Lo que siguió a continuación fue una coalición liderada por Estados Unidos que invadió, un mes después de los atentados, a Afganistán, supuesta cuna del terrorismo, aun cuando los principales señalados eran saudíes y no afganos. Con este mismo argumento invadió y saqueó a otras naciones de Medio Oriente, refiere una nota de esta tribuna a propósito de la retirada forzada de Occidente de tierras afganas".

Y es que el impacto fue tan grande que nadie se preguntó cómo fue que un pasaporte de los terroristas sobrevivió al fuego que calcinó el concreto y derritió el acero. Como dijimos anteriormente, hubo poco cuestionamiento a las decisiones y atrocidades que se cometieron luego.

La narrativa que se impuso sin contratiempos fue la de crear una suerte de cruzada del bien contra el mal liderada por Estados Unidos, y quien no estuviera bajo ese paraguas era señalado como protector de terroristas.

Sobre la pausa de la creación de un mundo multipolar, el investigador Sergio Rodríguez Gelfenstein del Instituto Samuel Robinson dice lo siguiente:

"Hago un paréntesis para decir que, aunque me refiero a 'ataques terroristas', no asumo como válida la autoría que Estados Unidos le ha adjudicado. A mi juicio, el origen todavía sigue siendo incierto. Le doy carácter de terrorista a estos ataques porque murieron muchas personas inocentes y el mismo creó las condiciones políticas para que Estados Unidos lograra imponer un sistema internacional unipolar que se le dio justificación en los días siguientes, a través de los discursos del Presidente Bush, en particular el del 20 de septiembre del año 2001, cuando el mandatario obligó al mundo a asumir una posición: “O están con nosotros o están con el terrorismo".

Con cierto automatismo, no se había disipado el polvo de los escombros cuando en los medios de comunicación de Estados Unidos y Occidente se repetía la palabra "guerra". Y si el plan resultó efectivo fue porque todos los medios occidentales se alinearon con la proyección de las terribles imágenes.

Vigilancia sin límites

A los pocos días de los atentados, ‎la ‎administración de George W. Bush aprobó en el Congreso un Código Antiterrorista, bajo ‎la ‎denominación de USA Patriot Act, la "Ley Patriótica Estadounidense".

"Era un texto ‎muy ‎voluminoso que había sido redactado a lo largo de los 2 años anteriores por la Federalist ‎Society ‎‎–que contaba entre sus miembros al Procurador General Theodore Olson y al secretario ‎de ‎Justicia John Ashcroft. La US Patriot Act suspende la aplicación de la Carta ‎de Derechos ‎‎(Bill of Rights) en los casos de terrorismo".‎

La aplicación de la USA Patriot Act, para lo cual se creó un nuevo ministerio en Estados Unidos, implicaba que una policía política podía espiar a cualquier ‎ciudadano ‎estadounidense. Posteriormente, en 2011, se reveló que el Departamento de ‎Seguridad de ‎la Patria reclutó 835 mil funcionarios, lo que significaba que esa agencia tiene un ‎espía por cada ‎‎370 habitantes.

En 2013, Edward ‎Snowden reveló cómo trabaja el Departamento de Seguridad Nacional. ‎Snowden ‎no solo reveló información sobre el sistema de espionaje mundial de las ‎comunicaciones ‎internacionales implantado por la Agencia de Seguridad Nacional (National ‎Security Agency o NSA), también divulgó elementos sobre la vigilancia interna de masas en ‎Estados Unidos.

Hasta el momento las autoridades estadounidenses solo se han limitado a mantener el relato de que fueron atentados terroristas, desechando las hipótesis de que se trató de una operación de bandera falsa; sin embargo, las pruebas de que se trató de un plan para ejecutar cambios en la geopolítica cada vez son más contundentes.

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