De la carta de Edmundo González Urrutia al Fiscal General de la República se desprenden elementos políticos cuyas señales sugieren que hay un posible cambio de situación en el universo opositor venezolano y, por ende, en el escenario de conflicto general.
Frente a una agenda disruptiva que se sigue planteando desde la polarización extrema, que desconoce los resultados electorales del 28J y apunta a un golpe de Estado disfrazado de "transición", en medio de un contexto internacional repleto de debilidades de cara al intento de reeditar un proyecto Guaidó 2.0, y con María Corina Machado diluida en su capacidad de tracción social y de movilización, la carta firmada por el excandidato presidencial Edmundo González supone un vuelco que pone nuevas variables sobre el tablero político nacional.
1. Reconocimiento de la institucionalidad
En su carta, González indica que no había comparecido ante las citaciones del Ministerio Público porque, a su juicio, no existen fundamentos que las soporten, cuestión que "no obedece en absoluto al desconocimiento de la institucionalidad jurisdiccional prevista en la Constitución".
De esta manera, por primera vez públicamente, González Urrutia reconoce las instituciones venezolanas, a contracorriente de la semántica insureccional y de desconocimiento absoluto al Estado venezolano que ha promovido María Corina Machado, desde siempre y con mayor ahínco después del 28 de julio.
La publicación de la misiva podría entenderse como un primer acto de independencia relativa frente a María Corina Machado, quien desde la inscripción de la candidatura presidencial del exembajador ante el Consejo Nacional Electoral (CNE) lo había proyectado como una extensión política de su figura y planteamientos.
Tras la carta, ese efecto de indistinción entre ambos, usado al extremo durante la campaña electoral, pareciera disminuir notablemente.
Muestra de ello fue que González no firmó el documento del CNE que exigía a los candidatos reconocer los resultados oficiales del 28J. Posteriormente puso su rúbrica en una carta, junto a Machado, en la que se le declaraba "presidente electo" y hacía un llamado abierto al golpe militar; para luego, en otro documento público, presentarse solo como candidato presidencial.
En lo discursivo, el reconocimiento de las instituciones contradice la agenda de María Corina y sitúa a González en una acera de aparente moderación, donde queda diluida su fabricada estatura como "presidente electo" y supuesto líder de la "transición".
2. Desmarque de la publicación digital de las "actas"
A lo anterior se suma lo declarado por su abogado, José Vicente Haro, cuando aseguró que el excandidato "no tuvo nada que ver" con la publicación de las "actas" —este elemento también está presente en la carta— en la web resultadosconvzla.com, razón por la que había sido citado por el Ministerio Público debido a que ello implica una serie de delitos.
Entre ellos, a González se le podrían imputar seis: publicación y mantenimiento de resultadosconvzla.com, usurpación de funciones, forjamiento de documento público, instigación a la desobediencia de las leyes, delitos informáticos, asociación para delinquir y conspiración.
Sin embargo, González ha avalado los resultados emitidos en dicho sitio web, fuente principal que sirve de soporte a la narrativa del supuesto fraude de Machado.
Desmarcarse en el plano jurídico de la maniobra ideada por la representante de Vente Venezuela dice mucho sobre la legitimidad de las "actas", ya que sugiere el hecho de que al propio excandidato no le consta su aparente y no demostrada victoria electoral.
A sabiendas de que todo ello conforma delitos imputables, Edmundo González buscaría deslindarse de cualquier responsabilidad jurídica por la divulgación de actas. ¿Cómo responderá la "comunidad internacional" si se apoya en un acto viciado para condicionar que Estados Unidos tome mayores medidas de fuerza contra Venezuela?
3. ¿Apuesta por la moderación?
La candidatura de Edmundo González se impuso debido a las negociaciones habidas en el seno de la Plataforma Unitaria Democrática tras la inhabilitación de María Corina Machado y, posteriormente, el bloqueo al intento de inscribir como sustituta a Corina Yoris.
La postulación de Edmundo fue a modo de delegación, y su campaña estuvo basada más en la figura de Machado que en la del propio exembajador. González, por su naturaleza y trayectoria, responde a los círculos políticos tradicionales de la oposición venezolana, representados principalmente por Manuel Rosales. Este sector se encuentra en un estatus de guerra civil digital con la órbita de Vente Venezuela desde hace varios años, con una amplia secuela de disputas y choques en la opinión pública.
Esta oposición tradicional, que percibió como una derrota táctica el lapso que inició con el encumbramiento de Machado en las primarias y concluyó con la maniobra golpista de las "actas" después del 28J, estaría buscando un espacio para recomponerse luego de que, a más de un mes de la controversia electoral, María Corina Machado no ha logrado refirmarse como una figura de fuerza con capacidad de mando colectivo sobre el cada vez más amplio universo de oposiciones.
¿Hasta qué punto este movimiento del excandidato no tiene como origen las presiones del sector de Rosales por abrir compuertas y espacios de diálogo con el presidente Maduro? ¿Hasta qué punto esto no contribuye a disminuir decibeles de la confrotanción para, justamente, habilitar este posible escenario?
No es una hipótesis descabellada, habida cuenta de que la agenda de cambio de régimen de Machado, a partir de la publicación de la carta, no está siendo acompañada en el discurso público por quien supuestamente barrió al chavismo política y electoralmente el pasado 28 de julio.