La República Islámica demostró ser un tiburón de dientes afilados, durante las negociaciones en Viena con los firmantes del JCPOA (Rusia, China, Francia, Gran Bretaña y Alemania), dejando pocas opciones a los negociadores. Irán demostró lo compleja e inflexible que es su posición hacia el país más poderoso del mundo, prohibiendo al enviado de Estados Unidos unirse a los mediadores en la misma sala porque Donald Trump decidió abandonar el acuerdo de 2015. Además, Irán utilizó las acciones de sabotaje israelíes contra la instalación nuclear de Natanz como pretexto para atacar a Israel, a EEUU y a todos los negociadores europeos que se ponen del lado de los estadounidenses. Llevó a la mesa de negociaciones de Viena la noticia de que ha comenzado a enriquecer uranio hasta el 60%, y que sus avanzadas centrifugadoras IR9 producen 9 gramos por hora (aunque Irán bajará la producción a 5 gramos por hora en los próximos días).
Esta nueva capacidad iraní resulta embarazosa para el Primer Ministro de Israel, Benyamin Netanyahu, quien creía tener el control de la situación. Sin embargo, ahora se da cuenta de que es el culpable de la sorprendente reacción de Irán, que ha mejorado mucho su posición negociadora. Los negociadores europeos no tuvieron más remedio que doblegarse ante la respuesta y las represalias de Irán. Fue un golpe para Netanyahu, que se había jactado de la operación de sabotaje de Natanz y había declarado que él, a título personal, “nunca permitiría que Irán obtuviese capacidad nuclear”. Los servicios de inteligencia estadounidenses estiman erróneamente que Irán necesita nueve meses para restablecer la producción de Natanz. Tanto Estados Unidos como Israel consideraron que Irán se encuentra en una posición débil, exigiendo nueve meses de negociaciones, y que, por tanto, no había prisa por levantar las sanciones. Irán tardó nueve horas en cambiar la vieja centrifugadora IR1 por una más avanzada, la IR6, que puede separar isótopos más rápidamente que la antigua, reanudando rápidamente la producción, en lo que ha supuesto un grave revés para los adversarios de Irán.
El primer ministro Netanyahu creyó erróneamente que la falta de respuestas iraníes a sus mil ataques en Siria, contra objetivos que incluían algunos almacenes y activos iraníes, significaba que podía actuar de la misma manera contra Irán en el Estrecho de Ormuz y en el Mar Rojo.
Netanyahu fue víctima de su propia bravuconería. Rompió la tradición israelí de negar la responsabilidad de los ataques de sabotaje llevados a cabo por el Mossad en el extranjero. Irán sorprendió a Netanyahu y a su jefe de Estado Mayor, Aviv Kochavi, cuando un barco israelí fue alcanzado por un misil lanzado desde un dron en el Mar Rojo, que no está lejos de la zona de influencia iraní. La capacidad de la inteligencia iraní demostró la eficacia de la estrecha vigilancia del barco de propiedad israelí que navegaba por el estrecho de Ormuz y el Mar Rojo. La armada del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Iraní (IRGC) demostró poder llevar a cabo una respuesta competente.
Los negociadores iraníes piden que se levanten todas las sanciones
En los últimos diez años, el primer ministro israelí y sus asesores militares acertaron al estimar que la guerra en Siria era una oportunidad para destruir la capacidad del ejército sirio, puesto que el país estaba ocupado por los takfiríes (ISIS y al-Qaeda), Turquía y Estados Unidos ocupaban el norte, la UE y Estados Unidos habían impuesto sanciones al gobierno central y la economía estaba en estado crítico. Además, Rusia quería evitar a toda costa otro frente entre Siria e Israel. Moscú ofreció al presidente Bashar al-Assad cantidades ilimitadas de misiles de interceptación y consiguió que Assad aprobara no entrar en guerra con Israel, al menos, hasta que el país se recuperara. El presidente sirio rechazó los múltiples argumentos iraníes de que hay que imponer la disuasión -como la establecida por Hezbolá en el Líbano- bombardeando objetivos israelíes y utilizando las reservas sirias de misiles de precisión iraníes,para evitar nuevas violaciones de la soberanía siria por parte de Israel.Sin embargo, Netanyahu y su equipo se equivocaron al esperar que Irán se abstuviera de llevar a cabo represalias por los asesinatos, sabotajes y ataques israelíes contra los barcos iraníes. Irán cambió su estrategia de evitar el conflicto cuando derribó el avión no tripulado más caro de Estados Unidos y bombardeó la mayor base militar estadounidense en Irak, Ayn al-Assad. Los funcionarios iraníes habían decidido tomar las riendas del asunto en vez de pedir a sus aliados que lucharan en su nombre.
El hecho de que Irán se haya convertido en una potencia regional con una importante influencia en Yemen, Irak, Siria, Líbano y Afganistán, significa que puede demostrar a sus aliados, repartidos a lo largo de su zona de influencia, que se atreve a luchar cara a cara con el país más poderoso del mundo y a devolver el golpe sin vacilar al principal aliado de Estados Unidos en Oriente Medio, Israel.
Irán aceptó el desafío israelí y aprovechó la oportunidad que se le brindó cuando Israel reconoció su responsabilidad en el ataque de sabotaje en Natanz y contra el barco iraní en el Mar Rojo. Irán ha conseguido transformar la amenaza en una oportunidad e imponer sus condiciones a los negociadores de Viena. Netanyahu se equivocó y ahora se da cuenta mejor de que jugar con Irán no está exento de consecuencias. Además, ha debilitado considerablemente a sus socios europeos y estadounidenses en las negociaciones nucleares de Viena.
La delegación iraní dijo a sus interlocutores en la mesa que no tiene mucho tiempo que perder y que no se tolerará ningún intento de burlar las negociaciones. Teherán mostró su capacidad para desarrollar el grado nuclear militar, al margen de cualquier estrategia defensiva u ofensiva.
Irán no pidió una garantía contra otra decisión similar a la de Trump -retirada del acuerdo- en el futuro porque su capacidad nuclear sirve ya como garantía. Irán no pide una garantía a China y Rusia, que están también bajo las sanciones de EEUU. Irán agotó su paciencia en 2018 cuando esperó todo un año sin hacer uso de su derecho a retirarse gradualmente del JCPOA. Irán creyó entonces que Europa podría dar un paso adelante y mantener sus compromisos incluso si Estados Unidos se retiraba. No fue así, y Teherán es ahora consciente de que Europa y Estados Unidos tienen los mismos objetivos ocultos, bajo comportamientos superficiales diferentes.
Hoy se sabe que Irán está enriqueciendo uranio hasta el 60% y puede llegar al 90% en varios meses. Esto no significa que Irán esté produciendo necesariamente armas nucleares, pero es suficiente para cruzar las líneas rojas de Occidente. Si las sanciones estadounidenses no se levantan o se levantan parcialmente, si se revoca el acuerdo o se imponen otras sanciones en el futuro, Irán accederá al ciclo nuclear completo sin previo aviso.
Los negociadores iraníes piden que se levanten todas las sanciones. Proporcionarán una lista de sanciones que se deben eliminar inmediatamente. El líder supremo, Khamenei, dio instrucciones a sus negociadores de que Irán no está dispuesto a hacer ningún gesto de buena voluntad, ni está en condiciones de entender las disputas internas del presidente estadounidense y la lucha con quienes se oponen al acuerdo nuclear. La pelota está en el tejado de Estados Unidos y Biden tiene poco tiempo que perder. Esta vez Netanyahu se está lamiendo las heridas en lugar de ser un actor en las negociaciones.
Este artículo fue publicado originalmente en el blog de Elijah J. Magnier el 18 de abril de 2021, la traducción fue realizada por Eli C. Casas.