Si bien desde la década de 1990 ya Ucrania era reconocida como líder en la extracción ilegal de órganos de los cuerpos de personas fallecidas, esta práctica se intensificó desde 2014 cuando se perpetró el golpe de Estado devinido en el posterior conflicto en el Dombás y la actual guerra que se desarrolla en ese territorio, escenario propicio para el impulso de la trasplantología negra.

La portavoz del gobierno ruso, María Zajárova, publicó un artículo en el que expone que desde Ucrania "los órganos humanos son comercializados online y offline". Asimismo, señala que en 2021 se aprobaron leyes que simplifican al máximo la tarea de los trasplantólogos ilegales en el país. Actualmente ya no hace falta el consentimiento del trasplante por parte de un donante vivo o de sus familiares. Tampoco se requiere certificar la autenticidad de las firmas de aprobación por la maniobra quirúrjica, e incluso se ha autorizado la extracción de órganos a menores de edad.

La funcionaria detalló que los corazones, hígados, riñones y demás partes de los soldados ucranianos caídos son ofrecidos a unos 5 mil euros en la Darknet y, en caso de ser formulado el pedido, se puede recibir de manera operativa un corazón por unos 25 mil euros y riñones por unos 12 mil euros. "Los envíos se realizan únicamente a los países de la UE en un contenedor médico en un plazo de entre 48 y 60 horas", dijo.

Zajárova afirma que el Estado ucraniano propicia este sangriento negocio, y las evidencias apuntan a que el entorno de Vladímir Zelenski está implicado en dichas actividades. La pérdida de la guerra se traduce en ganancias para quienes comercian los cuerpos de los soldados caídos.