Sáb. 30 Noviembre 2024 Actualizado ayer a las 6:30 pm

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Destrucción en los suburbios del sur de Beirut por los bombardeos israelíes (Foto: Fadel Itani / AFP)

Invadir Líbano para continuar el genocidio en Gaza

Desde octubre del año pasado el descomunal ataque israelí contra la Franja de Gaza en respuesta a la Operación Diluvio de Al-Aqsa de Hamás ha sido el proceso bélico reciente de mayor impacto en la geopolítica regional y global.

Mohamed Mourtaja, académico palestino especializado en estudios de Asia Occidental y el sur de Asia, afirma que el objetivo oculto de Israel con las recientes incursiones militares y los atentados contra civiles y miembros de Hezbolá en Líbano es desviar la atención mundial, con el objetivo de completar la limpieza étnica en Gaza. 

El genocidio, que ya supera los 41 mil palestinos asesinados, la mayoría mujeres y niños, así como la destrucción prácticamente total del enclave, se ha difundido ampliamente.

Mourtaja menciona que las explosiones de los dispositivos de comunicación fungen como un evento de gran impacto que pudiera devenir en una guerra entre las fuerzas israelíes y Hezbolá.

Las explosiones masivas mataron a 32 personas, incluidos dos niños y varios trabajadores de la salud, dejaron miles de heridos, y de forma retrospectiva puede verse como una antesala a la dramática escalada de los últimos días.

A dos semanas de darse el primer ataque el 17 de septiembre, ahora queda claramente establecido que se trataba de la primera etapa de una intensificación en la decapitación de cuadros menores y operativos, en ascenso hasta eliminar a los principales dirigentes de Hezbolá, incluido a su Secretario General, Seyed Hasán Nasralá.  

"Si bien la magnitud del ataque es enorme y sin precedentes, no debería haber sido una sorpresa", sostiene Mourtaja, ya que previamente los funcionarios israelíes han hablado de la necesidad de una intervención militar para detener los cohetes de Hezbolá y asegurar el retorno de más de 60 mil colonos desplazados a sus hogares en el norte de la ocupación.

La guerra inminente y el plan que subyace

Había muchas señales que indicaban el agotamiento del tiempo para el estallido de una guerra ampliada hacia Líbano.

La secuencia incesante de bombardeos, destrucción de viviendas —un relator de la ONU lo tipificó de "domicidio"—, el número de muertos, heridos y desplazados que asciende a niveles que ya superan la guerra de 2006 prefiguran la reedición de la "fórmula Gaza".

Para el académico palestino, las acciones de exterminio desencadenadas desde mediados de septiembre "tendrán implicaciones mucho más allá de Líbano ya que desviarán la atención mundial de Gaza y permitirá a Israel completar su matanza masiva y limpieza étnica de los palestinos".

El 27 de septiembre un portavoz del ejército detalló que se completó el reclutamiento de dos brigadas de infantería y tanques de reserva para misiones operativas en el frente norte, ahora ampliándose a dos batallones de reserva más.

Al cierre de esta nota, 1 de octubre, a pesar de intercambios de lanzamientos de misiles a ambos lados de la frontera, más el bombardeo y las cargas de artillería israelí, la esperada incursión en Líbano todavía no se ha manifestado, mientras continuaba la concentración de tropas y maquinaria de guerra al sur del río Litani. 

La masiva campaña de bombardeos de Israel que inició hace una semana ya ha desplazado a un millón de personas de sus hogares en todo Líbano y ha hecho que cien mil huyan a Siria para salvar sus vidas. La muerte sistemática de mujeres y niños ha aumentado la percepción de que Israel está convirtiendo a Líbano en una segunda Gaza. 

Ya Mohamed Mourtaja había señalado que si Israel inicia una guerra contra Líbano iba a emplear muchas de las tácticas que ha usado en Gaza: atacar infraestructura civil, bombardear zonas residenciales, hacer de la población no-beligerante un banco de objetivos, lo que obviamente atraería la atención internacional y la desviaría del foco del último año. 

Un desvío de este tipo, al corto plazo, les resulta ideal para no atraer la observación mundial que había tenido hasta ahora sobre ese foco.

El método de exterminio contra Gaza

La atención mundial hacia el sufrimiento en Gaza ha ido disminuyendo y lo más probable es que en los próximos días no esté bajo el foco de los medios, "ocupados" con los efectos, consecuencias y reacciones del ciclo de agresiones en Líbano, en particular en el sur, en el valle del Bekaa y ahora hasta en la propia Beirut.

Mientras eso ocurra, conviene recordar que existen documentos filtrados que revelan que Israel tiene un plan de deshacerse de la población de Gaza para siempre, "ya sea obligándolos a ir a Egipto o matándolos".

Se trata de un material compilado por el Ministerio de Inteligencia y fue elaborado el 13 de octubre de 2023, seis días después de que Hamás lanzara la operación el 7 de octubre del año pasado.

El documento sugiere que más de 2 millones de gazatíes —de por sí generaciones de refugiados de las expulsiones y desplazamiento de 1948— serían "reubicados" en la península del Sinaí en Egipto, como parte del programa de limpieza étnica.

Vale acotar, una vez más, que este proceso de desplazamiento forzado empezó con la creación del Estado de Israel en 1948 y se conoció como la Nakba, que en árabe significa "catástrofe" o "desastre".

El 23 de septiembre el primer ministro Netanyahu dijo que estaba considerando "sitiar totalmente el norte de Gaza y expulsar a todos sus residentes", unos 300 mil habitantes. Conocido como el "plan de los generales", fue presentado por el general retirado Giora Eiland y "cambiaría la realidad" sobre el terreno del enclave.

Que Israel nombre a un gobernador permanente para Gaza es otro indicativo de que se va implementando un proyecto de expulsión y ocupación a largo plazo. La función del "Oficial Jefe de Gaza" sería "supervisar" la alimentación, el combustible y la infraestructura de la vida cotidiana durante "años y años por venir", un retorno forzado al statu quo que fue fracturado el 7 de octubre de 2023.

La matanza persiste aunque ya no se hable de bombardeos permanentes de escuelas, del asesinato de trabajadores humanitarios de la ONU, de periodistas o de la prevención de la entrega de ayuda.

La ayuda humanitaria ha disminuido considerablemente. De 500 camiones diarios que entraban antes de la guerra, ahora pasaron a 69. 

El genocidio continúa, a pesar del cambio de velocidad

El día de los atentados con los dispositivos de comunicación cargados de explosivos en Líbano se impidió que entrara hasta 83% de la ayuda alimentaria a la Franja de Gaza, según reportaron organizaciones de ayuda humanitaria.

La gente pasó de tener un promedio de dos comidas al día a solo una, cada dos días. "Se estima que 50 mil niños de entre 6 y 59 meses necesitarán urgentemente tratamiento por desnutrición para fin de año", reportaron.

Ese mismo día, el 17 de septiembre, el ejército israelí perpetró otra masacre. Más de 20 personas perdieron la vida y muchos resultaron heridos luego de que el campo de refugiados de Al Bureij fuera bombardeado.

El 26 de septiembre ocurrió otra matanza cuando un ataque aéreo israelí mató al menos a 15 personas e hirió a otras en la escuela Hafsa al-Faluja, en el campo de refugiados de Jabalia, norte de la Franja. Puras familias desplazadas.

Al amanecer de este 30 de septiembre los ataques aéreos y de la artillería sumaron 31 nuevos asesinados y decenas de heridos al genocidio israelí en Gaza. Hubo bombardeos en el norte, centro y sur de la Franja, lo que confirma el plan de continuar con el exterminio que no se detiene, aun con la campaña que avanza en Líbano. 

Si continúa la expulsión de palestinos de su territorio, se ocupe militarmente con una autoridad establecida, se limite la entrada de alimentos y ayuda humanitaria y sigan las masacres, lo más probable es que se cumpla el propósito de limpieza étnica trazado por Israel, pero sin estar bajo el foco de los medios ni el juicio del mundo.

Desde el 8 de octubre del año pasado el Eje de la Resistencia en general, pero Hezbolá en particular, abrió un "frente de apoyo" a la resistencia palestina, pricipalmente en Gaza. Desde ese momento en adelante en numerosas ocasiones han sido categóricos en afirmar que los ataques a objetivos militares en el norte de la Palestina ocupada se acabarían al momento de que se llegara a un cese al fuego en Gaza. 

Benjamín Netanyahu ordenó el bombardeo que asesinó a Nasralá y a varios cuadros de alto nivel desde Nueva York, en la sede de la ONU, mientras se daban las jornadas anuales de la Asamblea General en un abusivo y demoledor símbolo de lo que es nuestra época.

El argumento central que justificó la acción militar que arrasó con seis edificios residenciales, en la última ratio, reconocido por el propio Netanyahu, no se basó en la "lucha contra el terrorismo" o cualquier otro artilugio sino en la negativa inamovible de Hezbolá de separar el frente libanés de Gaza. En otras palabras, por impedir mayor fluidez en el proceso de exterminio. 

Un artículo del Jerusalem Post repasaba los motivos religiosos que justificaban que el territorio libanés, por mandato talmúdico, era destinado a formar parte del proyecto etnosupremacista del Gran Israel (Eretz Yisrael). El artículo firmado por un tal Mark Fish —ahora archivado— fue bajado del portal por su explicitud. 

La operación que cobró la vida de Nasralá y los demás comandantes —que incluye a dos altos mandos del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria de Irán— se llamó "Operación Nuevo Orden", conceptualización que evoca y resuena con el Neordung (nuevo orden en alemán), la fase inicial del proyecto nazi en los años 30.

Podría interpretarse como otra forma de enunciar lo que el primer ministro llamó "el desescalamiento mediante escalamiento".

¿Seguirá viendo el mundo el genocidio en todas sus pantallas, ahora ampliado a Líbano? ¿Qué pasos dará la Resistencia? ¿Las potencias occidentales que protegen diplomática y políticamente a Israel seguirán usando los vocablos "derechos humanos" sobre una pila de niños muertos?

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