Mié. 04 Diciembre 2024 Actualizado 4:32 pm

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Rusia destruyó este centro comercial porque, según el Kremlin, albergaba armas misilísticas del ejército ucraniano (Foto: Thomas Peter / Reuters)

Perspectivas de un punto de inflexión en el conflicto OTAN vs. Rusia

Mediante el uso de su aviación estratégica y el lanzamiento de misiles crucero a larga distancia, Rusia atacó importantes infraestructuras ucranianas, esencialmente militares, de electricidad y telecomunicaciones, este 10 de octubre de 2022. Según analistas militares durante estos días, Rusia también inhabilitó mediante guerra electrónica los servicios de la empresa satelital Starlink (propiedad del multimillonario Elon Musk), rompiendo las comunicaciones e inteligencia operacional de las fuerzas ucranianas.

Se registraron ataques en 14 ciudades ucranianas incluyendo Kiev, su capital. Fueron destruidos siete objetivos estratégicos y al menos un 70% del territorio ucraniano perdió el suministro eléctrico.

El primero de los pronunciamientos más relevantes en la arena internacional en torno al hecho provino del mismo Vladímir Putin. El presidente ruso anunció "un ataque masivo con armas de alta precisión y largo alcance" desde el aire, mar y tierra "tras la propuesta del Ministerio de Defensa y de acuerdo con el plan del Estado Mayor de Rusia".

Putin aseveró que, en el caso de que el gobierno de Ucrania siga con los "intentos de llevar a cabo atentados terroristas" en suelo ruso, las respuestas de Moscú serán "duras y correspondientes al nivel de las amenazas" creadas contra el país. Ello implica que Rusia ha respondido al atentado en Moscú donde resultó asesinada Daria Dugina, la voladura de los gasoductos Nord Stream y el reciente ataque contra el puente en Crimea, operaciones que guardan patrones terroristas y encubiertos, que habrían sido ejecutados por autoridades ucranianas y en algunos casos con colaboración de países de la OTAN, según el Kremlin.

"Nadie debe tener ninguna duda al respecto", aseveró el mandatario, al denunciar el "sabotaje" en el puente de Crimea. Fue un "atentado terrorista destinado a destruir infraestructuras civiles críticas de Rusia".

Seguidamente, el jefe de la diplomacia europea Josep Borrell señaló: "Este tipo de acciones no tienen cabida en el siglo XXI. Las condeno de la forma más enérgica. Estamos al lado de Ucrania. El apoyo militar adicional de la UE está en camino".

El presidente ucraniano Volodímir Zelenski dijo que los ataques rusos "no intimidan a Ucrania". Por su lado, el presidente francés Emmanuel Macron dijo que los ataques rusos significan un "cambio profundo en la naturaleza de la guerra", en alusión a las pérdidas civiles en suelo ucraniano.

Significado del contraataque ruso

Las acciones registradas adquieren una relevancia particular por producirse a una escala no vista desde que inició la Operación Militar Especial (OME), y por el hecho de que uno de los misiles de precisión dio a solo metros del despacho oficial del presidente Zelenski, el cual no ha ocupado durante meses, según reportes.

Los bombardeos como respuesta a los ataques terroristas de Ucrania contra civiles e infraestructuras rusas, ahora en una presentación más grande, más contundente y en acciones "antiterroristas", implican un cambio de curso del conflicto, no solo por su relato, sino por el tipo de blancos, modalidad de ataque y nivel de fuego empleado.

Conviene recordar que, durante meses, Rusia se abstuvo de atacar edificaciones militares y edificios gubernamentales en Kiev, dejando claro que siempre han podido arremeter directamente al mando político y militar del país.

En términos operacionales, Rusia logró desmantelar la creencia de que los escudos anti-misiles de Ucrania han protegido la capital. En realidad Rusia había determinado no atacar como ahora lo han hecho.

La fuerza contundente focalizada, pero con radio de efecto ampliado usada por Rusia, degradó las capacidades energéticas de Ucrania de manera dramática, creando nuevos problemas logísticos, operacionales y de comunicación para el país entero y, por ende, para sus fuerzas armadas.

Obviamente los rusos debilitan más todavía el frente interno-operacional del país, pero la onda expansiva va más allá de Ucrania. El país eslavo distribuye electricidad a la Unión Europea (UE) vía Rumanía desde el mes de julio, y ahora estas posibilidades han cesado justo en la entrada de los meses más fríos.

Luego de un periodo prolongado de calibración y contención de desgaste, el cual Ucrania usó para reorganizarse, armarse con apoyo occidental e incluso para recuperar terreno ocupado por Rusia, el Kremlin incrementa su poder de fuego para redoblar la generación de condiciones que puedan forzar a una negociación, no solo con una Ucrania debilitada militarmente, sino con una Europa degradada a nivel energético.

Rusia pretende cambiar el curso de la guerra sin descartar que el apoyo de la OTAN a Kiev se traduzca en la continuidad del desgaste y largo aliento.

Perspectivas a futuro

El plan inicial de la OME consistía en desnazificar y desmilitarizar Ucrania forzándola a una neutralidad y alejamiento del eje atlantista. Este proceso, en sus inicios, no estaba previsto para ser únicamente ejecutado por el uso de la fuerza contundente. Putin apostó por el quiebre de las líneas de mando y consolidar los fines de la OME mediante un proceso ordenado y por tiempo extendido. Por ello Rusia negoció en su momento, se retiró de las afueras de Kiev y durante meses no atacó objetivos claves en la capital.

El secuestro de las Fuerzas Armadas ucranianas por filonazis, el uso de Ucrania como arma de la OTAN contra Rusia, la anexión a la Federación de nuevos territorios y el doloroso alargue de la guerra inducido por parte de Estados Unidos, implican un cambio de situación sin vuelta atrás y, por ende, se impone un cambio de métodos para el cumplimiento de los objetivos de la OME mediante un uso superior de la fuerza.

Rusia ha demostrado no haber querido aniquilar al alto mando político y militar ucraniano y quizá no lo pretendan todavía, entendiendo que necesitan una contraparte para poder negociar en un plazo futuro. Adicionalmente, Rusia envía un mensaje por elevación a Estados Unidos y Europa: el de no retroceder, el de poder demoler la cima del poder en Kiev y el de no ceder a la intimidación nuclear.

Su uso de la fuerza adquiere otro tipo de poder disuasivo no nuclear mediante la categoría de respuesta "antiterrorista". Putin ha prometido proporcionalidad en la respuesta, lo cual también implica que esta escalada no continuará al ritmo actual de manera prolongada.

Finalmente, Moscú estaría aspirando contener a Ucrania mientras obliga a Europa a negociar. Todo ello al producirse la crisis energética invernal, el aumento aún más exorbitante de los precios de energía, la recesión, y mientras se agudizan las crisis políticas en varios países de Europa.

A menos que irrumpan eventos militares de inmensa proporción, no hay indicios sólidos para referir algún escenario con desenlace en el corto plazo.

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