Dom. 01 Diciembre 2024 Actualizado Viernes, 29. Noviembre 2024 - 18:30

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Cuartel General del Grupo Wagner en San Petersburgo (Foto: Igor Russak / Reuters)

El golpe fallido en Rusia a través del espejo estadounidense

Los comentarios del ex presidente Donald Trump sobre el intento de golpe fallido de Yevgeny Prigozhin destacaron por su mera sutileza en el medio de la nueva y burda narrativa occidental que versa que los eventos dramáticos del 23 y 24 de junio realzaron "grietas" dentro del sistema ruso.

Nadie se molesta en explicar lo que son estas "grietas" pero la acuñación expresa que Rusia se dirige rumbo a la implosión. Según Trump, el presidente Vladimir Putin pudiera estar "de alguna manera debilitado", creando una oportunidad para que los Estados Unidos negocie un acuerdo de paz en Ucrania.

Trump se enfocó en ponerle fin al conflicto en Ucrania y sugirió concesiones territoriales como parte del acuerdo, tomando en cuenta los hechos concretos. Sin embargo, es improbable que la administración Biden lo siga.

En este contexto, las observaciones que dio el director de la CIA, William Burns, en una conferencia el 1 de julio en la Fundación Ditchley en Oxfordshire, un condado ceremonial en el sureste de Inglaterra, son de mucho interés. En especial, teniendo como trasfondo los campos de batalla en Ucrania. La "contraofensiva" de Kiev, bastante en contra de sus deseos y casi en su totalidad debido a la presión de Washington, esta desplomándose y subraya la catastrófica derrota político-militar que enfrenta la OTAN.

No obstante, Burns despreocupadamente afirmó: "la guerra de Putin ya es un fracaso estratégico para Rusia: su debilidad militar quedó expuesta; su economía severamente dañada de aquí a los próximos años; su futuro como socio junior y colonia económica de China cobrando forma a partir de los errores de Putin; sus ambiciones revanchistas menguadas por una OTAN que ha crecido y se ha fortalecido mucho más".

Todas las afirmaciones de Burns son discutibles. De nuevo, ve el intento de golpe de Prigozhin como "una sentencia lastimera de la lógica mendaz del Kremlin sobre su invasión de Ucrania, y de la conducción de la guerra por parte del liderazgo militar ruso… La desafección con la guerra continuará carcomiendo al liderazgo ruso… Esa desafección crea una oportunidad única para nosotros en la CIA, en su núcleo, un servicio de inteligencia humana. No vamos a dejar pasarla [jactándose de un nuevo impulso de la CIA para reclutar agentes rusos vía internet]".

Mientras que Burns prestaba servicio como consejero en la embajada en Moscú le tocó manejar la insurgencia sangrienta en Chechenia (alimentada por la CIA). Debería, por lo tanto, no tener la necesidad de pelearse con la verdad histórica que el ministro de exteriores Sergey Lavrov evocó el otro día: "Rusia siempre ha emergido más resiliente y fuerte después de cualquier dificultad, y es difícil llamarlo algo más que dificultades [a la revuelta de Prigozhin]. Aún más, ya sentimos que el proceso comenzó".

Aquellos que fabrican las narrativas interesadas a menudo corren el riesgo de convertirse en sus propios consumidores. Los asuntos sin terminar de la disolución de la Unión Soviética aceleró a la diplomacia estadounidense a inicios de los 90 hacia el proyecto de rodear y bloquear a la Federación Rusa. Su otra cara fue el intento por transformar a Ucrania de forma incremental en un estado anti-ruso y la decisión mal concebida por la administración Clinton sobre la expansión de la OTAN hacia los territorios de la alianza del Pacto de Varsovia.

Siendo un testigo de primera mano de estas chapuzas estratégicas, Burns está muy bien ubicado como para recordarle al presidente Biden que la conspiración de la CIA para promover el secesionismo en el norte del Cáucaso y socavar la unidad e integridad de la novicia Federación Rusa, la interferencia estadounidense en Ucrania y Georgia, el desmembramiento de la ex Yugoslavia, la expansión de la OTAN, todos tropezaron con los intereses de seguridad legítimos de Rusia a finales de los 90. Pero Burns, en lugar de eso, le echa toda la culpa a Putin, que llegó al poder en el 2000.

Con tal de que semejante patente deshonestidad intelectual y moral permee el pensamiento estadounidense, ¿cómo puede haber un diálogo genuino Estados Unidos-Rusia basado en el respeto mutuo? Trump pone el affair Wagner bajo la perspectiva correcta. En efecto, Putin pudiera haber quedado "algo debilitado", pero eso es en gran medida porque Prigozhin, un ofensivo y trepador excepcionalmente dotado, cultivado en ciertas ópticas sugiriendo una proximidad con Putin y explotándolas para reunir una gran fortuna y darse el gusto de llevar a cabo toda clase de actividades nefarias. La culpa de Putin yace en su fracaso por definir claramente lo que es comportamiento apropiado y eso "de algún modo" lo ha debilitado.

Por otro lado, este fenómeno es endémico a todos los sistemas políticos estructurados de arriba hacia abajo, incluyendo el de los Estados Unidos, donde nadie se encuentra en posición de verificar la veracidad de las afirmaciones del arroja ofensas de estar conectado al manantial de la toma de decisiones. En el análisis final, Putin le responde a su pueblo. ¿Recuerdan cómo "retrocedió" ante las reformas de las pensiones en 2018? Según consta, el Kremlin ya comenzó los preparativos para la campaña presidencial 2024, por lo tanto, el manejo de Putin de la traición de Prigozhin va a ser monitoreado de cerca los próximos meses.

La conclusión es que Putin brillantemente tuvo éxito en evitar un derramamiento de sangre enorme que la CIA supuestamente había predicho como inminente en sus sesiones informativas top secret a los legisladores estadounidenses, en anticipación al intento de golpe de Prigozhin. Hoy (3 de julio) el Wall Street Journal llevó a cabo un reportaje exhaustivo titulado "Putin inició la toma corporativa de Wagner" que revela que el Estado ruso ya está poniéndole el foco a los antecedentes y actividades laberínticas del vasto emporio de negocios que creó Prigozhin.

El Journal opina que Prigozhin "construyó una de las estructuras corporativas más complicadas y opacas, una telaraña pesadamente sancionada de cientos de compañías en Rusia y otras jurisdicciones que a menudo les pagan en efectivo a sus miles de trabajadores, mercenarios, cocineros de línea, geólogos mineros, y troles en los medios. Muchos de los negocios que realizaron las compañías vinculadas a Wagner con gobiernos africanos fueron informales, apoyados en el contrabando y transferencias personalmente negociadas por el propio Prigozhin… Prigozhin le ha transferido algunos de sus holdings a sus empleados en las semanas previas al amotinamiento, potencialmente haciéndolas aún más complicadas para que el gobierno las confisque".

¿De qué manera es Putin responsable de todo esto? ¡El presidente Biden se niega a hacerse responsable siquiera de los negocios turbios de su hijo! Lo que omite Burns es que el pueblo ruso está muy por encima del público estadounidense cuando se trata de erudición política, legado de la extraordinaria altura de la formación social de la era soviética. Este es el por qué la censura orwelliana de los medios en Estados Unidos no funcionaría en la sociedad rusa, donde la gente está suficientemente alfabetizada como para deducir los hechos, a diferencia de la credulidad del estadounidense promedio.

La población rusa no le tiene aprecio a los oligarcas y abrumadoramente respaldará los movimientos del Kremlin para llevar a Prigozhin ante la justicia. Igualmente, no hay duda alguna de que todos los sectores de la sociedad rusa se han congregado en torno a Putin que desbandó a los golpista sin derramamiento de sangre alguno. El intento occidental de retratar a Prigozhin como algún tipo de figura carismática con una base en las masas es una tontería.

Semejante schadenfreude sólo puede nublar al pensamiento racional. Trump no tiene una carrera diplomática especializada en Rusia pero su conocimiento intuitivo lo llevó a darse cuenta de que se había abierto una ventana de oportunidad para la administración Biden de llevar la crisis de Ucrania a la mesa de negociaciones, es decir, que el Estado ruso y Putin están ahí para quedarse y esto los hace interlocutores auténticos.

La única parte buena del discurso de Burns es que se abstuvo de fanfarronear sobre derrotar a Rusia. La guerra proxy resultó ser un fracaso, y ahora la CIA vuelve a su zona de confort enfocada en la subversión interna. Para ese fin, una nueva narrativa reemplaza a la que está desacreditada sobre la derrota militar rusa. La guerra de Ucrania ha expuesto malamente la comprensión superficial que la CIA tiene de Rusia.

Burns caricaturiza a Rusia como "la combinación combustible de agravio, ambición e inseguridad encarnados en Putin". Dice que Rusia "constantemente nos recuerda que los poderes en declive pueden ser al menos tan disruptivos como los que van en ascenso". Hola, ¿dónde pone esto a los Estados Unidos dentro de esa jerarquía? ¿Entre los que van en ascenso?


Publicado originalmente el 3 de julio en Indian Punchline, la traducción para Misión Verdad la realizó Diego Sequera.

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