Mar. 03 Diciembre 2024 Actualizado 4:44 pm

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La candidatura de Edmundo González Urrutia es una candidatura virtual. (Foto: El Mundo)

Los pasos en falso de Edmundo González

La presentación en sociedad del candidato de la Plataforma Unitaria Democrática (PUD) para las elecciones presidenciales del 28 de julio de 2024, Edmundo González Urrutia, ha estado cargada de una forzada euforia estimulada por los medios en busca de encubrir sus debilidades y fallas de comunicación en las primeras de cambio. 

En su arranque, el personaje de 74 años ha tenido una intensa agenda de entrevistas, la cual se ha visto interrumpida por compromisos médicos que el exdiplomático mantiene por su avanzada edad. Este podría considerarse su primer paso en falso ya que no ha ocultado el cansancio y su condición de salud asociados a su edad, un elemento que proyecta vulnerabilidad más que fortaleza ante el electorado opositor de la PUD, al cual le han vendido como "alternativa" de último momento una figura sobre la que rondan preocupaciones de esa índole.

La respuesta de los medios ante su pésimo inicio ha sido la promoción de lugares comunes de escasa creatividad y repletos de sesgos de clase. Se han resaltado las credenciales diplomáticas e intelectuales del candidato, su "refinada" aptitud ante la vida y su estancia en su cómoda y amplia casa, donde se ha intentando rememorar la puesta en escena del Ávila de Cabré. Su insistencia de que no recorrerá el país en campaña ha sido el colofón de una secuela de fallas que describimos a continuación, que por exceso de sinceridad o inexperiencia lo perjudican directamente a pocos días de haber empezado la carrera contra las otras candidaturas opositoras y la del presidente Nicolás Maduro. 

Del espectro opositor tradicional, aunque lo niegue

La candidatura de Edmundo González, a pesar de presentarse forzosamente como una alternativa alejada de la política tradicional, en realidad se enmarca dentro de sus segmentos más habituales. El candidato no es extraño a la esfera de los partidos de costumbre, lo cual ha quedado demostrado en los cargos de importancia que ocupó en la extinta MUD. En una entrevista con el diario español ABC, afirmó: "Nunca he militado en ningún partido. Siempre he tenido independencia. A la izquierda nunca, de eso sí puede estar segura". 

La forzada "declaración de principios" de González contrasta con su vida política ligada a los partidos y a áreas de responsabilidad en el mundo opositor, en tiempo pasado y reciente. Es evidente que la intención de los medios para promoverlo como outsider no está resultando pues por edad, trayectoria y relaciones de amistad con representantes de la vieja política que él mismo ha comentado —desde Manuel Rosales hasta Henry Ramos Allup— no se puede considerar como un recién llegado a la política. La idea del outsider es incompatible con una edad avanzada, salvo por el extraño caso de Rodolfo Hernández en Colombia, cuyo fenómeno no se ha replicado más allá del vecino país. 

Otro elemento que ha pesado contra Edmundo González en las primeras de cambio ha sido la proyección de una imagen elitista. El candidato viste generalmente de traje y corbata, se negó a recorrer el país para intercambiar con el electorado y ha preferido la comodidad de su hogar para atender entrevistas y sostener reuniones privadas. Son elementos simbólicos donde subyace un mensaje de desprecio hacia la población y una concepción de superioridad de clase, una debilidad que puede ser aprovechada por los otros candidatos opositores y por el propio presidente Nicolás Maduro. 

Optar por una candidatura impersonal, distante y vacía, con un amplio déficit de propuestas concretas, pareciera ir a contracorriente con la cultura política venezolana, que en tiempos electorales se desarrolla con un profundo sentido de calle, movilización y agitación, con registros de demostración de fuerza donde se destaca el músculo de organización y la capacidad de encuadrar mensajes efectivos. A esto también se debe incluir que el manejo clasista de la figura de Gónzalez podría tener un poderoso efecto movilizador en el chavismo, en el cual la polarización de clase ha sido uno de sus principales clivajes históricos. 

Una candidatura sin liderazgo o un liderazgo sin candidatura

Uno de los rasgos más llamativos de las últimas intervenciones en medios de comunicación de González Urrutia ha sido el énfasis en presentarse como candidato delegado, que representa intereses ajenos. Las expresiones sobre María Corina Machado al calificarla como "la líder indiscutible de este proceso y la respetan como tal. Yo soy un candidato ahí", muestran claramente el papel subordinado del postulado. 

Solo en la entrevista concedida al diario ABC de España, casi 30% de las preguntas giraron en torno a la relación que mantiene el susodicho con María Corina Machado, cosa que se repite en el diario El País, también español, y en las realizadas por los periodistas venezolanos Nelson Bocaranda, Isnardo Bravo y Luis Olavarrieta. Esto evidencia el alto nivel de orquestación para diluir su figura mientras se ensalza la de Machado. 

Por otro lado, es clara la inclinación de González a evitar temas polémicos para la oposición extremista venezolana, como el de las sanciones ilegales impuestas por Estados Unidos, y esquiva responsabilidades con expresiones inmaduras del estilo "sobre eso no quiero profundizar". Tratándose de un asunto de primer orden para el país, sobre el cual toda opción política y electoral debe tener una opinión formada y una perspectiva de abordaje, González se expone a acusaciones de sus contrincantes que pueden aprovechar sus titubeos para llevarlo a una posición incómoda. 

No dar detalles acerca del programa de gobierno que eventualmente desarrollaría en una gestión liderada por la PUD ha sido una constante en las entrevistas realizadas al candidato, aunque siempre refiere que ellos están supuestamente preparados para dar respuesta a las necesidades del país. Sin embargo, González se queda en la generalidad y en una escasa creatividad discursiva:

"Sí, hay un programa mínimo de gobierno, de las fuerzas que integran la plataforma unitaria, y hay también unas líneas estratégicas elaboradas en un plan del equipo de María Corina Machado, esos son dos planes que están en perfecta sintonía y que apuntan a todo lo que va a ser la recuperación del país en todos los planos, económico, político, social; en síntesis, en la reinstitucionalización del país".

González ha tenido problemas para despejar la confusión que existe en torno a su figura y, como se exhibe en su corto y atropellado recorrido por los medios, no existe ningún criterio mínimo donde enmarcar su "propuesta de gobierno", unas veces saldada con generalidades, otras con menciones también generales a Machado. En resumen, la "oferta" de González se sustenta en promesas vagas y carentes, por lo cual el electorado opositor de la PUD estaría emitiendo un voto a ciegas, sin control democrático, ni criterios mínimos de credibilidad sobre perspectivas concretas. 

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