Mié. 04 Diciembre 2024 Actualizado ayer a las 5:13 pm

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Soldados israelíes patrullaban este este lunes 2 de diciembre la frontera con Líbano (Foto: Getty Images)

Israel no ha alcanzado ninguno de sus objetivos en Líbano

La semana pasada circularon imágenes de miles de personas regresando a sus aldeas destruidas en el sur de Líbano, luego de que este 27 de noviembre se acordara un alto al fuego entre Israel y Hezbolá tras dos meses de enfrentamientos directos y más de un año de combates en apoyo a Gaza.

Desde octubre las operaciones de las Fuerzas de Defensa de Israel, así como los intensos bombardeos, han dejado un saldo de al menos 3 mil 800 muertos y más de 15 mil heridos.

Sin embargo, no ha habido voluntad de Israel para respetar el acuerdo y todo indica que habrá un recrudecimiento de las tensiones.

El 28 de noviembre Netanyahu ordenó a sus tropas prepararse para una "guerra a gran escala" en Líbano si se viola el alto el fuego, pero el pacto ha sido irrumpido sistemáticamente por Israel desde que se estableció. 

Ese día bombardeó la sureña localidad de Khiam, entre otros poblados, según reportó una corresponsal de Al Mayadeen en la zona. La tregua con Hezbolá ha sido violentada al menos 73 veces en los últimos cinco días. 

Se supone que el acuerdo de alto el fuego, negociación en la que participó Estados Unidos y Francia, establece que se detendrían durante dos meses los combates entre el ejército israelí y el grupo chiíta, pero los ataques no han disminuido. 

Los principales líderes de la resistencia fueron asesinados y los bombardeos dejaron en ruinas el valle de Bekaa y los suburbios del sur de Beirut. Sin embargo, Pablo Khalifeh, periodista libanés y profesor universitario en esa ciudad, hace un análisis detallado del conflicto y argumenta que, pese a las pérdidas y la destrucción, "Hezbolá no ha perdido la guerra".

Describe el estado anímico de los que retornan a sus hogares resaltando que el espíritu general no es de derrota. "A pesar de la destrucción, las lágrimas y la pérdida de seres queridos, la multitud parecía alegre", señala, y añade que ni siquiera esperaron a que se retiraran las fuerzas israelíes para regresar a su tierra. Previamente, el ejército libanés había hecho un llamado para que los residentes no regresaran hasta que las fuerzas de ocupación se retiraran.

El asesinato de los principales líderes políticos y militares de Hezbolá fue un duro golpe, pero no puede considerarse como una victoria definitiva si se contrasta con los propósitos planteados por Tel Aviv cuando decidió invadir el país vecino Entre esos objetivos destacaba el retorno de los colonos a los asentamientos del norte.

"Las FDI continúan operando para alcanzar los objetivos de la guerra y están haciendo todo lo necesario para defender a los ciudadanos de Israel y devolver a los residentes israelíes del norte a sus hogares", reza un comunicado del gobierno israelí publicado a principios de octubre. 

Para Ali Rizk, la resistencia logró sobrevivir al "ataque más duro y sofisticado jamás lanzado en la historia de la guerra", pero está muy lejos de lo que Israel esperaba lograr en las primeras etapas de este conflicto. 

objetivos incumplidos

Que asesinaran a Nasralá y otros comandantes de alto rango de la resistencia, que más de un millón de habitantes fueran desplazados por la guerra y que además miles de casas hayan quedado reducidas a escombros e innumerables comercios fueran devastados representó una victoria para Israel. "Hemos hecho retroceder a Hezbolá una década. Hace tres meses esto habría parecido ciencia ficción. Pero lo hemos conseguido. Hezbolá ya no es el mismo", afirmó Netanyahu.

Asimismo, el primer ministro señaló que, con o sin acuerdo, quería empujar a Hezbolá más allá del río Litani para que los israelíes volvieran a los asentamientos del norte. No se logró concretar ninguno de esos objetivos.

Khalifeh sostiene que la victoria no puede medirse por el número de mártires o la magnitud de la destrucción, sino que debe basarse en los objetivos iniciales de la guerra. Cuando se recrudeció la campaña de destrucción, Netanyahu declaró que quería reestructurar Asia Occidental y eliminar Hezbolá. 

Por encima del relato sostenido de que la meta era garantizar el retorno de los colonos, el periodista libanés afirma que el objetivo de Israel era desmantelar el arsenal de misiles balísticos de Hezbolá, una amenaza estratégica para el Estado sionista. 

Además de los militares, Tel Aviv tenía metas que buscaban cambios políticos. "Ese objetivo ha fracasado y Hezbolá era, y sigue siendo, el partido más importante de Líbano en términos de representación popular, como lo demostraron las recientes elecciones parlamentarias. Seguirá siendo el partido más importante en términos de instituciones, como lo ha demostrado al ocupar rápidamente los puestos militares y políticos que quedaron vacantes tras los asesinatos", señaló Abdel Halim Fadlallah, director del Centro Consultivo de Investigación y Documentación, un grupo de expertos afiliado a Hezbolá.

Hezbolá es un factor clave en la política interna libanesa y tiene poder de veto en el gabinete. Junto al movimiento Amal posee todos los escaños parlamentarios asignados a la comunidad chií en el parlamento libanés y también tiene aliados en otras comunidades, tanto cristianas como musulmanas, explica Fadlallah, debido a su visión reformista y su compromiso con la resistencia contra Israel.

"Dada la estructura política confesional del Líbano, Hezbolá y Amal mantendrán un papel importante en el proceso de toma de decisiones nacional", sostiene.

El acuerdo del alto a fuego está conformado por 13 puntos y basado en la resolución 1701 de la ONU.  

El acuerdo contempla lo siguiente:

  • Hezbolá y todos los demás grupos armados presentes en territorio libanés se abstendrán de realizar cualquier acción ofensiva contra Israel.
  • A cambio, Israel no llevará a cabo ninguna ofensiva militar contra objetivos en Líbano, ya sea en tierra, en el aire o en el mar.
  • Tanto Israel como el Líbano reconocen la importancia de la Resolución 1701 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.
  • Estos compromisos no suponen una renuncia al derecho inherente de Israel y Líbano a la legítima defensa.
  • Las fuerzas de seguridad libanesas y el ejército libanés serán las únicas entidades autorizadas a portar armas o desplegar tropas en el sur de Líbano.
  • La venta, el suministro o la producción de armas y material relacionado en Líbano serán supervisados ​​por el gobierno libanés.
  • Se desmantelarán todas las instalaciones no autorizadas relacionadas con la producción de armas y materiales de esa especie.
  • Se desmantelarán todas las infraestructuras y posiciones militares que no cumplan con las normas, y se confiscarán todas las armas no autorizadas.
  • Se establecerá un comité aprobado por Israel y Líbano para supervisar y ayudar en la implementación de estos compromisos.
  • Israel y Líbano informarán de cualquier violación de estos compromisos al comité y a la Fuerza Provisional de las Naciones Unidas en Líbano (FPNUL).
  • Líbano desplegará fuerzas de seguridad oficiales y el ejército libanés a lo largo de todos los puntos de cruce fronterizo y la línea definida para la zona sur, como se describe en el plan de despliegue.
  • Israel se retirará gradualmente de la zona sur de la Línea Azul en un plazo de hasta 60 días.
  • Estados Unidos intensificará las negociaciones indirectas entre Israel y Líbano para lograr una delimitación internacionalmente reconocida de la frontera terrestre.

Los más probable es que las partes involucradas no cumplan con lo establecido en el acuerdo ya que Hezbolá no va a retroceder en sus objetivos e Israel, como ya se ha visto, no va a dejar de atacar el sur de Líbano. 

Pablo Khalifeh aduce que los adversarios de Hezbolá en Líbano, vinculados a agendas políticas externas, creen que el movimiento está debilitado. El autor en otro artículo señala que la resistencia se reconstruye mientras prevalece la unidad nacional, aun con los enemigos políticos. 

El periodista se pregunta si estos políticos que apuestan por la extinción de Hezbolá aceptarán un enfrentamiento con un movimiento "apoyado por más de la mitad de la población libanesa". 

Que el movimiento libanés haya logrado sobrevivir a una guerra de seguridad e inteligencia como el mundo nunca había visto es un indicativo de sus enormes capacidades, según argumenta Rizk. 

En ese sentido, el regreso inmediato, masivo y festivo de los desplazados a los territorios devastados, a pesar de las advertencias del ejército libanés, significa el fracaso de la guerra israelí porque no se cumplieron los objetivos. Sin embargo, la tensión permanece y es probable que se reanude la campaña de bombardeos a gran escala contra Líbano.

Luego de varios días de violaciones israelíes al acuerdo, el 2 de diciembre Hezbolá anunció su primera operación como respuesta al asedio. El objetivo era "el sitio de Ruwaisat al-Alam, perteneciente al ejército enemigo israelí, en las colinas ocupadas de Kfar Shuba, en el Líbano". Por su parte, reporta The Cradle,"Israel informó a Washington de su intención de llevar a cabo una serie de ataques en Líbano en respuesta al lanzamiento de cohetes por parte de Hezbolá".

Para el momento del cierre de esta nota no se sabe si las tensiones entre Israel y Hezbolá seguirán escalando. Los últimos reportes indican que los tanques que se habían retirado por la mañana desde Khiam, en el sur del Líbano, hacia el área de al-Wati, y luego se retiraron al atardecer hacia Ain Arab, regresaron y se reposicionaron en el valle de Khiam.

Posteriormente se confirmó que hubo ataques aéreos, incursiones con drones y bombardeo de artillería contra varias localidades, lo que demuestra que Tel Aviv no ha mostrado voluntad de respetar los acuerdos.

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