Dom. 01 Diciembre 2024 Actualizado Viernes, 29. Noviembre 2024 - 18:30

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Donald Trump y Joe Biden encaran la recta final de cara a las elecciones del 3 de noviembre (Foto: Deutsche Presse Agentur)
Reina la incertidumbre y la desestabilización

Proyecciones y escenarios de cara a las elecciones en EEUU

Queda menos de una semana para las elecciones presidenciales de 2020. La singularidad de este año, a efectos de acontecimientos globales excepcionales, ha permeado en el camino a este evento electoral.

A principios de año, un escenario de reelección de Donald Trump parecía probable; su carta de presentación estaba constituida por indicadores "robustos" de la economía estadounidense y una salida airosa del juicio político fallido que impulsó el ala congresista demócrata en 2019.

Pese a los vientos favorables de aquellos días, las cosas hoy no están precisamente inclinadas favorablemente hacia Trump, amén de la incapacidad de su administración para gestionar la pandemia de Covid-19 y la molestia generalizada en la población por la crisis económica en el país. La entrega de una segunda ronda de ayuda financiera para los desempleados ha quedado postergada desde mediados de año por desacuerdos entre republicanos y demócratas en la Cámara de Representantes del Congreso de EEUU.

A estos elementos hay que sumarle el escalamiento del conflicto social en las calles tras el asesinato de George Floyd. Las protestas y los disturbios se mantienen desde entonces, al igual que la respuesta represiva del aparato policial y militar. Además, cada vez son más claras las agendas que están confluyendo en el conflicto, más allá de los reclamos independientes contra toda la institucionalidad estadounidense, y que amenazan con llevarlo a niveles de guerra civil.

¿Qué elementos hay que incorporar a los últimos golpes que se están dando entre élites para tomar la presidencia? Aquí les presentamos algunos.

Las comparaciones con 2016

Tim Alberta, corresponsal en jefe de Politico enumera 16 razones por las que estas elecciones no son iguales a las que favorecieron a Donald Trump en noviembre de 2016, señalando que en esas condiciones se abre una oportunidad de ventaja para Joe Biden.

Dice Alberta que entre las desventajas que enfrenta Trump está la de una coalición que fue clave para las presidenciales anteriores, ahora "hecha jirones". Se refiere a los grupos independientes, a las mujeres blancas de suburbios y a las personas mayores de 65 años.

Según Alberta, el equipo de campaña del mandatario estadounidense ha impulsado su imagen entre hispanos y afroamericanos para compensar pérdidas de votantes en otros grupos que parecen haber modificado su preferencia por Trump.

La pérdida de legitimidad de las instituciones de EEUU también podría ser otro factor que inclinara la balanza en contra del candidato republicano. Alberta refiere que en 2016 "solo un tercio del país creía que Estados Unidos estaba en el camino correcto". Ese escenario fue aprovechado por Trump, "un forastero político".

Pero la situación de frustración actualmente se ha agudizado: solo una quinta parte del país cree que Estados Unidos está en el camino correcto. El magnate presidente, que enfrenta críticas por el aumento de los casos de Covid-19, está siendo responsabilizado por las malas expectativas.

Las encuestas son otro factor que Alberta incorpora en su análisis. Hace recordar que en los días previos al encuentro electoral de hace cuatro años, el promedio del sitio web Real Clear Politics proyectaba una ventaja de 3.3 puntos para Hillary Clinton en el voto popular. Al culminar los comicios, Clinton ganó ahí por 2,1 puntos.

Recordemos que, a pesar de haber perdido por mayoría de votos, Donald Trump ganó las elecciones por mayoría de colegios electorales.

Los promedios actuales ponen a Biden con 8.3 puntos porcentuales de ventaja sobre Donald Trump, por lo que Alberta considera que el margen de error podría ser similar al de 2016, dándole a Biden una victoria con al menos 7 puntos de distancia de Trump, golpeándolo "en la mayoría de los estados del campo de batalla".

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Joe Biden aventaja al magnate presidente Donald Trump por 8 puntos porcentuales en la intención de voto a nivel nacional (Foto: El Periódico)

Sobre las encuestas dice que antes las aproximaciones de varias de ellas fueron imprecisas porque no habían podido identificar a algunos seguidores del candidato republicano. El "votante tímido de Trump" ya no lo es más; después de estos cuatro años de gobierno presidencial, los encuestadores "han ajustado sus metodologías y confían en que están capturando una imagen más precisa de la base del presidente".

La numerosa participación de electores en la votación anticipada (voto por correo) también podría ser un indicador de la victoria de Biden, al parecer de Alberta.

Hasta el domingo 25 de octubre, nueve días antes de la fecha de las elecciones, 59 millones de personas ya habían votado, superando la cantidad de electores que utilizaron esta modalidad en 2016. Los demócratas han motivado a sus electores a votar anticipadamente, mientras que los republicanos rechazan esta vía, arguyendo falta de credibilidad en ese sistema.

Del mismo modo, se prevé que a nivel general la participación sea mucho mayor esta vez. Según expertos citados por Alberta, unas 160 millones de personas votarán hasta el 3 de noviembre.

El estancamiento de las elecciones en 2016 jugó a favor de Trump para que ganara el Colegio Electoral por mayoría, dice Alberta, mientras que en las elecciones intermedias de 2018, donde se registró una participación récord, "los demócratas ganaron el voto popular para la Cámara por casi 10 millones de votos".

Esta proyección habría que contrastarla con las acotaciones del analista político Sean Trende advirtiendo que no se debe intentar predecir los resultados electorales en base a las votaciones anticipadas.

Trende escribe en Real Clear Politics que no es la primera vez que lo advierte, pues en 2016 "la gente estaba haciendo exactamente los mismos argumentos sobre las posibilidades de los demócratas a partir de datos similares". Explica que existían expectativas generalizadas de que los votantes demócratas irían a votar temprano; la campaña de los demócratas siempre apuntó hacia allá.

"Los demócratas podrían sacar a cada uno de sus votantes temprano, y los republicanos aún podrían ganar las elecciones si ganaran más el día de las elecciones", dice, o al contrario, podría ocurrir que republicanos descontentos con Trump estén votando anticipadamente y tal vez los grupos hispanos y afroamericanos a los que trató de convencer hagan lo mismo.

El punto de Trende es que todas esas "predicciones" entran en el campo de lo especulativo y no son verificables, ya que no existen datos sobre las proporciones de demócratas, republicanos que están votando y sus preferencias, ni cuántos son los que votarán el 3 de noviembre.

Por otro lado, Alberta opina que "un as potencial bajo la manga de Trump" sea que los votantes perciben las elecciones con un enfrentamiento exclusivo entre él y Biden, dejando atrás terceras vías que en las elecciones pasadas le restaron más votos a Trump que a la contendiente Clinton.

Medios, RRSS y el encubrimiento de los negocios del hijo de Biden

Joe Biden representa los intereses de la mayoría de los medios corporativos y también de los multimillonarios de la industria de tecnologías. Por lo tanto, no extraña que el comportamiento de los medios de comunicación y redes sociales sea partidista.

La intervención de estos actores políticos se hizo más evidente con sus esfuerzos por silenciar la revelación de las turbias relaciones comerciales de Hunter Biden con empresarios vinculados a Ucrania, China, Kazajistán y Rusia, pactadas durante el cargo de Joe Biden, su padre, como vicepresidente de Barack Obama.

La filtración de los correos que implican a Hunter en redes de tráfico de influencia con transacciones millonarias fue censurada por Twitter y Facebook en un intento por limitar la difusión de los hechos, pero que fue contraproducente porque causó una respuesta de mayor circulación entre los usuarios de las redes sociales, sobre todo entre simpatizantes del presidente Donald Trump.

Igualmente, los medios de comunicación desestimaron las acusaciones, argumentando "interferencia rusa" para desacreditar a los Biden. Sin embargo, el director republicano de Inteligencia Nacional, John Ratcliffe, negó que haya indicios para pensar que Moscú esté detrás de la historia.

YouTube ha desviado la atención de los videos que muestran el pronunciamiento de Joe Biden para prohibir el fracking, que al igual que las recientes declaraciones de pretender cerrar la industria petrolera, está entorpeciendo la imagen del candidato demócrata en estados clave donde la influencia de la industria petrolera es determinante, como Pensilvania.

Es considerable el esfuerzo de las empresas de Silicon Valley y de los medios de comunicación para reprimir las noticias que expongan negativamente a Biden y amplificar las que perjudican a Donald Trump. Son un factor de peso al momento de evaluar las probabilidades de victoria entre ambos candidatos.

Confirmación de Amy Coney Barrett ante la Corte Suprema

La nominación que el presidente Trump realizó para que la jueza Amy Coney Barrett ocupara la vacante que quedó en la Corte Suprema tras la muerte de Ruth Bader Ginsburg, fue confirmada el lunes 26 de octubre, dándole una mayoría de 6 a 3 a los conservadores en la institución judicial.

Es probable que ese triunfo le permita maniobrar al mandatario estadounidense en las elecciones. El analista legal Mark Joseph Stern hace alusión a la disputa electoral del año 2000, que terminó en el enfrentamiento Bush contra Gore.

Tres de los actuales jueces de la Corte Suprema, incluyendo a Barrett, trabajaron como abogados de George W. Bush para asegurarse que se contaran cientos de votos anticipados republicanos que la oficina electoral del Condado de Martin (Florida) había eliminado por errores en los formularios.

Aunque el proceso estuvo cargado de vicios e irregularidades, los tribunales dieron un fallo a favor de Bush, inclinando la balanza en el estado de Florida a favor de los republicanos.

Dos décadas más tarde, una coalición de jueces conservadores podría respaldar de nuevo a los republicanos, esta vez cambiando la tesis. Considerando que exista una contienda reñida entre los candidatos presidenciales y estimando que los votos por correo que lleguen tarde serán de mayoría demócrata, Barrett puede tomar la decisión de bloquear las extensiones de la fecha límite, invalidando boletas que favorezcan la candidatura de Biden.

Esta acción, sostiene Stern, sería determinante en Pensilvania y Carolina del Norte, dos estados indecisos que pueden ser puntos de inflexión en las elecciones, según datos de Five Thirty Eight.

La pérdida de legitimidad del Gobierno traerá más luchas de poder y violencia

Dos encuestas sirven para ilustrar el estado de incredulidad de los estadounidenses sobre las instituciones del Gobierno Federal. La primera, de YouGov, recoge de distintos grupos de género, edad y étnicos, el porcentaje de los que opinan que nunca sabrán cuáles fueron los resultados reales de las elecciones. En promedio, el 40% de la población en el país del Norte opina de ese modo.

La segunda, de Pew Research, indica que "alrededor de ocho de cada diez estadounidenses (79%) dicen que las organizaciones de noticias tienden a favorecer a un lado cuando presentan las noticias sobre temas políticos y sociales". Hay que señalar que esta encuesta fue realizada entre enero y marzo de 2020, antes de que los conflictos en torno a las elecciones se extendieran a la situación actual.

La tendencia a desconfiar en los medios de comunicación es mayor entre republicanos (91%) que en demócratas (69%), pero los niveles son altos en ambos casos. "El impulso de una agenda política" es la razón principal por la que los estadounidenses perciben una cobertura injusta de las informaciones.

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The Proud Boys, un grupo derechista a favor de Trump, se reúne con sus aliados en un mítin en Portland, Oregon, el 26 de septiembre de 2020 (Foto: GettyImages)

Los datos reseñados nos llevan a otro factor que se debe tener en cuenta en estas elecciones: la consolidación de grupos civiles armados. En 2020, en el contexto de los confinamientos por el Covid-19 y las protestas raciales, han saltado a la vista las milicias privadas que emergieron de los movimientos supremacistas blancos y que tienen varios años operando en el país.

Los conflictos de la derecha contra las medidas de restricciones que se impuso en algunos estados norteamericanos fue una oportunidad que tomaron los grupos armados para construir una legitimación a su movimiento. También han recibido la aprobación de Donald Trump.

Un estudio publicado por el Proyecto de Datos de Ubicación y Acontecimiento de Conflictos Armados y la organización Vigilancia de la Milicia, determinó que "Pennsylvania, Georgia, Michigan, Wisconsin y Oregon están en alto riesgo de un aumento de la actividad de las milicias antes y después de las elecciones".

La investigación reseña que este movimiento paramilitar se ha vuelto más "asertivo" en actividades que sus propios miembros relatan como "operaciones de seguridad". Se les ha posicionado narrativamente como grupos que complementan al aparato policial en algunos estados.

Hay al menos nueve milicias, las "más activas", que podrían tomar acciones antes o después de las elecciones, según el informe. Las organizaciones han detectado "más de 80 grupos desde el comienzo del verano, siendo la mayoría grupos de derecha".

Trump no ha dado una respuesta firme sobre si aceptaría una derrota el 3 de noviembre. Al contrario, ha especulado con el escenario de fraude electoral si los resultados no le son favorables. En una situación así, tener un ejército privado de extremistas de derecha puede ser de mucha ayuda, incluso para evitarlo, mediante la intimidación a los electores hasta la fecha de las elecciones.

Pero no solo del lado republicano se niegan a respetar las reglas electorales. Los neoconservadores han ensayado escenarios hipotéticos en los que Joe Biden no sale victorioso, y así preparar respuestas que los lleve a la toma del poder, o por lo menos a la desestabilización institucional que pudiera instrumentalizarse en una nueva presidencia demócrata. Analizados por la periodista Whitney Webb, las simulaciones de los funcionarios anti-Trump terminaron en crisis institucionales y golpes militares.

En términos generales parece haber un consenso sobre el repunte de Joe Biden y la caída de Trump, al presentarse el primero como un actor aparentemente desvinculado del desastre. No obstante, la protagonista estelar del próximo 3 de noviembre sigue siendo la incertidumbre.

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