Sáb. 30 Noviembre 2024 Actualizado ayer a las 6:30 pm

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El presidente Nicolás Maduro ha estado al frente de la Revolución Bolivariana desde el fallecimiento de Hugo Chávez (Foto: Archivo)

Nuestro chavismo es Maduro

Somos el pueblo indomable / que ha decidido ser libre / con la fuerza de los mares / y el Orinoco invencible.

Aproximadamente 160 años esperamos para darnos esta oportunidad, desde la desilusión de la Guerra de Independencia, cuando el Ejército Libertador quedó desperdigado por el territorio nacional sometido a la misma explotación colonial. Desde que estos mismos soldados sobrevivientes, ya ancianos algunos, retomaron junto a sus hijos la pelea en la Guerra Federal para ser traicionados nuevamente. Desde tanta escaramuza y tanta guerrilla hasta el 27 de febrero de 1989 que hizo posible un 4 de febrero del 92 y a un Chávez en el cual depositamos el sentimiento justiciero de esta larga historia de calamidades.

Es que aquí en este proceso / nosotros somos la leña / también somos la candela / el agua y el condimento / pero no estaría completo / si faltara el Comandante / porque es el alma y el cuerpo / y aliño más importante.

Es necesario no perder la perspectiva. Para el lado de la oposición no hay nada que buscar. Vamos juntos a ganar esta nueva contienda electoral y vamos a seguir dando la discusión para que las equivocaciones no nos desvíen del camino que nos incluye como pueblo, lo cual solo se puede lograr si tenemos patria, por tanto, la conciencia del momento histórico que no se pierda. No podemos entregar el país a los traidores.

Más allá de esta nueva batalla está la guerra cotidiana y esa tenemos la responsabilidad ancestral de no perderla. Con los vendepatria no hay nada que discutir. Nosotros somos quienes tenemos que debatir el proceso. Con el partido que somos y con el gobierno que somos y más allá del partido que no somos y del gobierno que no somos, la revolución es del pueblo y a nosotros como pueblo nos corresponde hacerla.

Porque no traicionaremos el amor del Comandante / nosotros vamos pa adelante / con el morral de sus sueños / patria o patria venceremos / ya está escrita la victoria / en el corazón del pueblo / que es el motor de la historia.

Cuando voto por los candidatos de Nicolás Maduro no estoy votando por la indolencia ni por la ineficacia. No voto por mafias ni por quienes han tenido la política por negocio. No voto por las desviaciones de quienes hipócritamente se llaman chavistas para legitimar la trampa. Voto contra eso, para sobrepasar ese charco inmundo.

Cuando voto por Nicolás Maduro voto por un bolivariano patriota que no se ha arrodillado ante ninguna potencia extranjera ni ningún imperialismo que pretende devolvernos a la esclavitud y al colonialismo. Esto es suficiente para depositar en él mi confianza.

Porque valientemente ha asumido las riendas del país en el momento del asedio más brutal, del bloqueo criminal, del aislamiento que pretenden contra nosotros después que nos hicieron dependientes de sus empresas, de sus bancos, de su tecnología y de su moneda. Voto por un presidente que ha enfrentado y salido victorioso de conspiraciones de todo tipo. Que se ha mantenido firme gobernando a pesar de que los ingresos por concepto de exportaciones han sido prácticamente cero, en un país que fue conducido a ser monoproductor y dependiente de la renta petrolera.

Voto por Nicolás Maduro porque enfrenta la más cruel, malvada, injusta y miserable agresión que jamás se haya cernido contra Venezuela en 500 años. Y ningún país de estos que apoyan las patrañas y los atropellos del imperio norteamericano contra nosotros tiene moral para hablarnos de democracia cuando palmo a palmo se van desmoronando ante la arremetida de sus pueblos hastiados de tanta injusticia. Voto por una Asamblea en sintonía con un presidente que sostiene la dignidad de la patria y no ha traicionado el legado de Bolívar y Chávez.

Mis respetos a todos quienes participan en este proceso electoral. Somos las y los venezolanos a quienes corresponde decidir nuestro destino.

Pero no voto por quienes representan a la Asamblea Nacional actual que solo se ocupó de sabotear, de avalar agresiones al país, de conspirar y agudizar inmisericordemente las penurias del pueblo. Por esa oposición no voto.

No voto por quienes tras cada decisión del presidente Maduro siempre le han buscado las cinco patas al gato, y luego, a pesar de que han sido acertadas, no han sido capaces de retractarse. No voto por la ingratitud. Porque la duda ofende. Porque, más allá de la crítica, resulta sospechoso. Porque vacilar es perdernos, porque en estos momentos en que está en juego la propia existencia de la república no se puede andar con guabineos.

En estos argumentos se sustenta mi conciencia para elegir una nueva Asamblea Nacional acorde con la realidad histórica.

A pesar de las dificultades esa es mi convicción. Más necesidades pasaron el contingente de mujeres y hombres que atravesaron los Andes con Bolívar para liberar un continente. No acepto una paz ni una normalidad a base de la humillación y del irrespeto como país. Tampoco acepto la anarquía ni la incertidumbre de quienes no confían en la dirección política de este proceso contribuyendo al retraso y a la derrota.

Urge una Asamblea Nacional acorde con el proyecto de país que asumimos como horizonte. Una Asamblea Nacional que no sabotee ni se detenga en intrascendencias y que se ocupe de construir y fortalecer la institucionalidad de los nuevos tiempos al cual ofrendamos con alegría nuestros esfuerzos y afectos más íntimos.

"No andamos con lloriqueos

nuestro chavismo es Maduro

de algo sí estamos seguros

el capitalismo es feo".

¡Venezuela es Venezuela!

Libre, independiente y soberana.

¡Aquí nadie se rinde ni se devuelve!

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