Dom. 01 Diciembre 2024 Actualizado Viernes, 29. Noviembre 2024 - 18:30

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Elon Musk, dueño de Tesla y X (Foto: Mike Blake / Reuters)

¿Qué significa Venezuela para Elon Musk?

Con el ascenso durante los últimos años de Elon Musk en el ranking de las personas individuales más ricas del mundo, aumentaron los esfuerzos del milmillonario de origen sudafricano por influir de manera decisiva en el escenario político de Estados Unidos.

Sus asuntos privados se compaginan con la corriente de derecha libertaria y de otras facciones en el mismo espectro, allí donde Donald Trump es también un importante referente ideológico.

Venezuela ahora entra en el ámbito de los intereses de Musk, tanto por razones políticas e ideológicas como económicas, y con un protagonismo extraordinario en el marco de las elecciones del 28J.

En la tribuna de Musk

El choque entre el presidente Nicolás Maduro y Musk ha generado incontables titulares y controversia en paneles digitales y artículos de opinión. Mientras la mirada se posa sobre los intercambios entre ambas figuras, se pierden de vista los posibles intereses del magnate en tener a Venezuela como uno de los ejes de su retórica.

Musk está a la cabeza de varias empresas con alcance global y que se desenvuelven en el campo tecnológico:

  • Tesla, empresa que diseña, fabrica y vende vehículos eléctricos y tecnología asociada con energías verdes.
  • SpaceX construye aeronaves espaciales con las cuales ofrece servicios de transporte.
  • Neuralink se desarrolla en el campo de la neurotecnología.
  • La última de las compañías adquiridas por Musk fue Twitter, ahora X.

Su carpeta de negocios consiste, así, en cuatro áreas fundamentales: Internet, nuevas energías, tecnología afín al movimiento transhumanista y el espacio exterior. Las empresas de Musk están bien ubicadas en Wall Street y él mismo es una figura reconocida mundialmente, tanto por el valor de capitalización de sus compañías como por sus posiciones políticas y su personalidad narcisista, que gusta copar las portadas mediáticas.

Se debe resaltar que SpaceX es un contratista importante —por valor de muchos miles de millones de dólares— para el Departamento de Defensa, la NASA y la comunidad de inteligencia estadounidense. Y que Tesla se beneficia de generosos subsidios gubernamentales y créditos fiscales para la industria de vehículos eléctricos.

Su activismo está vinculado con la ideología libertaria y la nueva derecha estadounidense, incluso asociado con la ultraderecha, a tal punto que culpabiliza a la "izquierda" del Partido Demócrata, refiriéndose a los Biden y Clinton del sistema, de socavar la hegemonía de Estados Unidos. Él mismo se ha erigido como una figura derechista de prominencia y defiende sus opiniones con la autoridad que le confiere ser el dueño de X —antes Twitter— desde 2022, de donde promueve lo que en el país norteamericano denominan las "guerras culturales" entre las facciones de derecha y el progresismo woke.

Twitter mantenía un fuerte gasto en lobby ante las autoridades federales para no limitar sus actividades, y una importante influencia política en Washington. Ahora llamada X, es la plataforma predilecta para la vocería política, desde donde la mayoría de presidentes y funcionarios en todo el mundo emite sus declaraciones y opiniones, una "red social" que Elon Musk maneja arbitrariamente correspondiendo a sus propios fines, por ejemplo: le quitó la verificación de color gris —dada a actores gubernamentales— a la cuenta del presidente Nicolás Maduro para apoyar la agenda del golpe en Venezuela.

La manipulación es un ataque simbólico a la figura presidencial de Maduro, a su investidura y majestad como primer mandatario nacional, frontal tomando en cuenta que el mismo Musk secunda la narrativa extremista de María Corina Machado y Edmundo González Urrutia.

Pero este apoyo no está signado por una simpatía genuina por la oposición venezolana, más bien su base se encuentra en la aquiescencia de su figura como promotor de la internacional ultraderechista que está tomando el poder en Estados Unidos, Europa y parte de Sudamérica.

Intereses y posturas

Economía y recursos. Venezuela cuenta con las más grandes reservas de petróleo y una de las más importantes de gas, pero además posee minerales importantes a la luz de la llamada "transición energética", entre ellos cobre, hierro, bauxita, coltán, casiterita, níquel, rodio, titanio, etcétera.

Quizás el interés económico de Musk esté en estos recursos, pero la realidad política tiene una gravedad mucho más crítica para el magnate cuando de nuestro país se trata.

En el frente ideológico internacional. Musk ha declarado que Javier Milei cuenta con su bendición y que va "a alentar a la gente que le dé todo el apoyo", una premisa que puede ser sustentada por los medios tecnológicos que posee.

Argentina, además de tener un gobierno ultraliberal que aboga por el más mínimo Estado en lo económico y social, alberga una de las mayores reservas de litio en la región, en las provincias de Catamarca, Salta y Jujuy. De hecho, forma parte del llamado Triángulo del Litio, donde se encuentra aproximadamente 85% del mencionado mineral, vital para las mercancías en la cadena de valor de Tesla.

Su amistad con Milei tiene, entonces, una deriva económica acompasada con la política-ideológica. Con Machado sucede algo similar, mas no igual. Ella se inserta en el espectro ideológico de la extrema derecha: propone un régimen neoliberal como el de Milei, se enorgullece del libertarismo como filosofía política y se reconoce como parte de la internacional ultraderechista, donde caben también Giorgia Meloni (Italia), José Antonio Kast (Chile) y Santiago Abascal (España).

Podríamos citar su relación con la Fundación Disenso, liderada por Abascal, que conecta políticamente a Musk asimismo con Milei, Meloni y Likud, el partido que preside el sionista genocida Benjamín Netanyahu. 

Hacia la cúspide estadounidense. Tras el intento de asesinato de Donald Trump en Pensilvania a principios de julio pasado, Musk anunció oficialmente su respaldo a la candidatura del también magnate de cara a los comicios presidenciales de noviembre. Los reportes apuntan que donará 45 millones de dólares cada mes a su candidatura hasta el día de las elecciones, siendo el milmillonario de la tecnología que más dinero otorga al Partido Republicano.

Figuras de dicho partido han mostrado su respaldo a Machado a lo largo de estos años. Marco Rubio y Rick Scott, senadores de Florida, mantienen contacto directo con ella e incluso presionaron al gobierno de Joe Biden para que Estados Unidos reconociera a González Urrutia como "presidente electo".

De modo que entre las élites del Partido Republicano y Elon Musk hay una confluencia de intereses políticos e ideológicos que explican el enconamiento del magnate sobre Venezuela.

  1. Por un lado, su apoyo a figuras de la ultraderecha regional lo ubica dentro del mismo espectro, apuntalado por los medios que posee y elevándolo en la principal tribuna de opinión en el mundo digital: X.
  2. Por el otro, y esto es más importante, Musk se cuela por la rendija discursiva de los republicanos sobre Venezuela para escalar en los réditos de influencia que tiene tiempo labrando en los pasillos de Washington, D.C.

Entre los magnates de la tecnología en Estados Unidos, el dueño de Tesla compite con Mark Zuckerberg, el dueño de Meta, por lograr mayor ascendencia en las entrañas políticas de la Casa Blanca y el Congreso. Solo que el creador de Facebook lo hace desde la acera del Partido Demócrata, como lo hizo Jack Dorsey cuando era el CEO de Twitter.

En la pugna política existente en el país norteamericano, Musk tiene cada vez mayor protagonismo, amén del lobby a favor de sus compañías en el Congreso y de la exposición de su propia figura a través de X, la herramienta más poderosa que tiene en materia comunicativa y propagandística.

De allí que su vocería contra el presidente Maduro haya adquirido una predominancia para nada usual en la política venezolana. Los cálculos de Musk rondan en torno a los dividendos que piensa cobrar si Trump regresa a la Casa Blanca, a su vez entronizando la figura de Machado que, hasta los momentos, cuenta con la venia golpista, explícita y tradicional, de los republicanos más extremistas de Florida.

Para responder la pregunta que da título a este artículo, podemos resumir como conclusión que Elon Musk interviene en la agenda estadounidense contra Venezuela por los intereses económicos que representan las reservas minerales nacionales, por su filiación ideológica con la derecha libertaria dogmática del laissez faire y por sus esfuerzos en escalar su influencia en los círculos políticos estadounidenses. Para el plutócrata, Venezuela significa una oportunidad para elevar su perfil a nuevos límites en un contexto de aguda crisis política y social que experimenta su país.

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